junio 29, 2012

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Cuando las nubes negras están pegadas al techo de la acuarela de la vida.
Cuando las amarras todas tiran a tonos más sepias.
Cuando el sonido del silencio escurre arrastrando pigmentos sabor tristeza.
No hay pincel que recupere, no hay agua que borre, las cicatrices que rasgaron el papel de algodón hilado de 200 gr.

Poco por hacer, solo tal vez empezar a buscar formas de arreglar el papel roto, las heridas con cierre de 2 intención, retirar los drenajes y decidirse a cortar de una buena vez las amarras.

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