
Mientras caía ayer la lluvia respuesta a aquella súplica constante, todo en ella cantaba: tan rítmica, tan poética... tan estética. Sin mas y después de dejar los números, fue momento de tomar el pincel y dejar que la acuarela hablara... que importante el momento aquel en el que te decides a empezar a plasmar en papel tanto fluir de emociones.
Fue entonces cuando la lluvia me susurró que la mejor manera de hablar desde adentro es con música... (perdón con cariño a las letras).
Claro es que con un pentagrama todo es más simple... no es necesario esperar nada, si sabes que el compás es uno desde el principio... que los silencios están ahí para enfatizar las partes más fuertes... que desde la corchea a la semifuza hay una eternidad...
Si al final los acordes siempre hablan ... y si los combinas con un poco de pigmento acuarelado acabas de encontrar el significado a aquello que en la garganta se tiene a ratos atorado.
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