Tan oscuro y saturado estaba todo antes de la llegada del Otoño. Que hasta las hojas suspiraban de cansancio, que hasta ellas decían que era mucho trabajo estar sostenidas al árbol, que hasta el cielo aún muy celeste se cansó de ser tan coloreado, que hasta yo tuve oídos para escuchar que había que dejarlo todo tirado.
Pero el otoño llega, siempre llega... y trae colores. Deja que el verano haga su pataleta de niño y nos deje más días de calor (así de generoso es el Otoño), pero todos sabemos que llegó sino no habría tantas hojas de colores en todos lados.
Bien-venido otoño... que largo fue el suspiro que guarde todo el verano.
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